LOUIS Park, a US volunteer fighting ISIS in Mosul, shared battlefield pics of him catching a Squirtle.
He said: “Just caught my first Pokemon. ISIS, challenge me to a Pokemon battle.”
Credit: Louis Park/Facebook
Source: https://www.thesun.co.uk/news/1435112/brits-have-gone-crazy-for-pokemon-go-heres-the-story-behind-the-game-and-ten-reasons-why-it-has-made-the-news/
El encuentro con las piezas de arte genera una ruptura espacio-temporal. El marco funciona como ventana hacia otra dimensión promovida por un artista que dialoga con la sustancia del tiempo. Elementos tangibles e intangibles son extraídos de la naturaleza para ser transmutados, dando un resultado abierto (en el mejor de los escenarios). La pieza es lanzada en la máquina del tiempo cultural, abierta a susceptibles interpretaciones del futuro presente. La totalidad parece ser mayor que la suma de sus partes. En sus 21 gramos, como metadatos lanzados a un horizonte desconocido, duermen múltiples trazos mentales y sensibilidades de una realidad afectada.
Este idealismo parece un acto de fe; las galerías empiezan a verse como parroquias, los museos como iglesias, las ferias como peregrinajes y Venecia como el Vaticano. Cada tanto, también deberíamos volver a la materia, como en un viaje hacia lo desconocido donde vamos dejando nuestras migajas. Es imprescindible también retornar y recordar que detrás de cada realidad aumentada hay cuerpos inmersos en un tiempo finito.
Flyer exhibición “Te quiero pero internet” en CPU
En 2017, con Boris Aiub, fundamos CPU (Contemporary Processes Unity), un espacio para la práctica y el pensamiento artístico en el Palacio Barolo, Buenos Aires. Al llegar al lugar por primera vez encontramos la habitación de 4x5m vacía, excepto por un volante sobre el piso, dejado exactamente en el centro del ambiente, a la espera del espectador usuario, como aquellas obras de arte lanzadas al futuro. El papel, escrito a mano, decía: “Instalación internet” y un número de teléfono. Esta intervención casual fue el catalizador de preguntas sobre el espacio físico frente al virtual; imaginamos la habitación llena de todos esos datos viajando por el aire sin ser vistos. Ese fue el disparador central para la primera exhibición del espacio. “Te quiero pero internet” invitó a los usuarios a visitar la habitación vacía usando sus teléfonos, navegando despojados de los juicios negativos del uso de celular en ambientes de contemplación, para luego publicar los datos de sus navegaciones en el sitio de CPU.
Medium: Photography, Blockchain, Coding. Image Size: 5476 × 3650, 300 dpi. Collection size: 10 images.
La explotación de los NFTs reflotó viejas y constantes preguntas sobre el valor de la obra en su amplio espectro, situados en una arqueología digital, cada vez más automatizada, donde las máquinas recaban en el pasado convertido en data se hace difícil no recaer en los mismos discursos o, a lo mejor, en las mismas preguntas.
El título de la exhibición digital “CAN YOU FEEL THE VALUE?” no requiere más explicación. La pregunta que da nombre al proyecto surgió de las discusiones sobre la relación entre el valor y las emociones. Curada por Anika Meier con obras de estudiantes de la clase UBERMORGEN (Department of Digital Art at the University of Applied Arts Vienna), cuenta con más de 20 obras en formato NFT. Entre ellas, encontramos "How do I sell my used socks?" de Yan Chmarau. El grupo de tres fotografías del joven artista bielorruso con base en Berlín muestra los rastros del usuario sobre las pantallas apagadas. Sustancias del cuerpo privado se vuelven metadatos físicos de los encuentros, muchas veces íntimos, que tenemos con nuestros dispositivos. Su obra se puede leer, entre otras cosas, como una traducción de los datos que guardan los historiales de navegación, el consumo solitario explotado en internet. Yan vuelve visible datos muchas veces invisibles del universo social digital contemporáneo, relatando con trazos de saliva la atmósfera privada de aquellas noches de clicks. La serie también logra poner en conjunto la distinción de lo “virtual” y “físico” (IRL) ayudando a entender el aspecto relativo de su división.
„Fist files“ by Stephan Kobatsch (Mahony Collective),. “I made some bricks of soft clay and asked Season, Luz and one more… to take it in the right hand , make the revolution pose and press the hand into the clay… after i got an usb stick with revolutionary songs from Leo and pressed it into it”
La relación entre obras “físicas” y “digitales” pareciera aún generar una brecha incómoda. Hay una cercanía entre soporte y materia en las piezas tangibles, mientras que la obra digital yace en un soporte que parece distante del objeto material. Ambas pertenecen a dimensiones distintas con sus propias reglas, como si los soportes clásicos pertenecieran a una física mecánica, mientras que la obra digital se desenvuelve en una especie de cuántica. El ambiente digital actúa con sus propias reglas, generando un espacio en otra dimensión donde los archivos tienen peso y tamaño. Cabe la posibilidad de que tan solo debamos acostumbrarnos a entender estas formas de manera que la línea divisoria entre lo físico y lo virtual se esfume. Como plantea Cramer en su texto "Post-digitalism", la contraposición analógico-digital se vuelve relativa. Nuestros sentidos perciben solo mediante señales no discretas; por lo tanto, nada estético sería, por estricta definición, análogo. Al final, las contraposiciones se vuelven conceptos, ejercicios de puesta en tensión entre fuerzas que nos ayudan a comunicarnos, para no encontrar respuestas a esas mismas preguntas de siempre, algo que el campo artístico siempre supo retratar.