Cada vez escucho más comentarios que expresan preocupación sobre un “estancamiento cultural”, visiones críticas sobre las producciones contemporáneas exigiendo mayor “originalidad” y que suelen relacionar esta crisis con las plataformas digitales, los nichos y la inteligencia artificial. Me interesa cuestionar si esta percepción es correcta o si, en realidad, es una manifestación de la lógica capitalista liberal a pesar de que muchas de estas críticas provienen de voces que no se identifican con esa corriente.
En textos anteriores compartí la idea de que vivimos en un perpetuo hambre incesante de producir y avanzar. Parecemos estar sumidos en un estado constante de revolución industrial. En este contexto, ya ni sabemos en en qué revolución estamos, es la tercera, la cuarta, la quinta?
El concepto de repetición que plantea Gilles Deleuze en su obra Diferencia y repetición establece una distinción entre reproducción y repetición. La primera es la copia, la réplica de algo existente. Sin embargo, la repetición trae algo nuevo consigo, incluso cuando el objeto parece ser el mismo. Ver una película por segunda vez, por ejemplo, no es una reproducción de la experiencia original: el contexto cambia, quien observa cambia y, por tanto, lo observado y su significado también.
“La repetición no cambia nada en el objeto que se repite, pero cambia algo en el espíritu que lo contempla.” — Gilles Deleuze. Diferencia y Repetición, 1968.
Aplicando esta distinción, podemos cuestionar la percepción de que la cultura contemporánea está simplemente reproduciendo lo pasado. Lo que percibimos como repetición, en realidad, trae diferencia; una diferencia que ocurre tanto en el contexto histórico como en la subjetividad del espectador.
El caracter fuertemente individualista de nuestros tiempos genera una narrativa dominante del YO que invita a verse como creadores de nuestras propias realidades. En este marco, lo que sucedió antes de nuestra experiencia personal pierde relevancia. La memoria individualista genera la idea de un “acto original” el cual atestiguamos.
Tomo como ejemplo la saga Alien. Encontré críticas sobre Alien:Romulus(2024) por su falta de “originalidad”, diciendo que es repetición de las primeras las cuales ocuparían el rol del acto “original”. Desde este punto de vista, todo lo consiguiente puede parece una repetición. Sin embargo el primer film de la saga tambien tuvo referencias del comic, la literatura y películas previas. El problema no parece ser la falta de originalidad, sino la memoria individualista que convierte una experiencia personal en la fuente de autenticidad absoluta.
En otros textos compartí mi intención por escapar del mismo final que fisher al indagar en el fenómeno de la repetición. En ese sentido me resulta interesante preguntar si esta tendencia a buscar algo vinculado al pasado, cuando sentimos que el tiempo avanza a un ritmo que no logramos alcanzar, es parte de un mecanismo de supervivencia biológico. O por otro lado, incluso mas esperanzador, si se trata de una acción propio de la supervivencia. En biología, el concepto de iterative development cumple un rol importante: consiste en un proceso por el cual se generan mejoras en el organismo a partir de ciclos de reajuste en vez de continuar de manera lineal. Este fenómeno se encuentra tanto en la regeneración de tejidos, el desarrollo embrionario, la adaptación ecológica como en la ingeniería e informática. En este sentido, lo que vemos como “repetición” en la cultura contemporánea podría ser interpretado como un mecanismo propio del desarollo de la especie.
Volviendo al campo cultural, propongo que lo que vemos como repetición vacía, en realidad, podría ser una forma de manierismo contemporáneo. El manierismo surgido después del renacimiento, no buscaba crear desde un punto cero, sino explorar las posibilidades téecnicas y profundizar los esquemas de lo ya existente. Esto se puede ver en las prácticas de remake y/o reboot. No se trata de un retroceso, sino una profundización de las posibilidades de las innovaciones técnicas, las que sí parecieran posibilitar lo “nuevo”.
Si aceptamos que vivimos en una época marcada por una aceleración constante y una exigencia de proyección hacia el futuro, tal vez sea el momento de detenernos y reconsiderar nuestra relación con el progreso. La propuesta no es un retorno nostálgico al pasado ni un freno a la innovación, sino una revisión cuidadosa de los ciclos de repetición que nos rodean, no como estancamiento, sino como una estrategia de defensa.
En vez de exigirnos avanzar linealmente, podríamos reconocer que la repetición es un mecanismo de supervivencia que nos permite conocer mejor la superficie que estamos modificando y que nos modifica. Si vemos la reproducción en espiral en otros organismos que se desarollan mediante iteración, quizás nuestra cultura no sea una excepción.